Son las 8:00h de la mañana, y como todos los días Emilio se levanta para ir a trabajar. No esta muy contento, porque en el trabajo las cosas no van muy bien. Están despidiendo a gente, y tiene miedo de que le toque a él.
Cuando llega a la fabrica de aglomerados, se va, como todos los días, a su puesto de trabajo, pero como esta preocupado, no se da cuenta de todo lo que esta ocurriendo a su alrededor.
A los pocos días, al llegar a la fabrica, se da cuenta de que algunos de sus compañeros y amigos no están, lo cual hace que aumente su preocupación. Ese mismo día, Emilio es llamado a la oficina de su jefe:
- Buenos días, señor Emilio. Por favor, tome asiento.
Emilio se sentó preocupado, sabiendo que algo malo ocurriría:
-Quería decirle, que debido a la crisis temporal que afecta a la empresa, debemos recortar un poco la plantilla. También quería decirle que le hemos elegido a usted junto con otros empleados para que abandone por unos días su puesto de trabajo.
- Señor...¿quiere decir que me valla?.
- Solo por unos días, hasta que todo se estabilice.
- Vamos, que me esta echando.
- ¡No!, no le estoy echando ni mucho menos, solo le estoy pidiendo que abandone su puesto durante un tiempo.
- Pero...¿que hago yo con mi familia?
- Usted no se preocupe, solo sera temporal.
Cuando Emilio salió del despacho, cogió sus cosas, y se dirigió a su casa. Cuando llego, le contó a su mujer todo lo que había ocurrido, y ella le dijo que no se preocupara. Pero Emilio sabia que no iba a poder pagar el piso, y tampoco iba a poder dar de comer a sus dos hijos ni a su mujer.
A la mañana siguiente, Emilio se despertó de sobresalto cuando sonó el teléfono, era del banco. Emilio se puso muy triste, y dejo una nota en la nevera:
- Querida mujer e hijos, no tengo dinero para manteneros, por el momento podréis iros a casa de mi madre, pero seguro que con el dinero que le dan de la pensión no es suficiente para todos, así que me voy a buscar algo en lo que pueda ganar dinero, y cuando pueda volver a manteneros como antes, volveré.
Pasaron meses, y de Emilio no se sabia nada. Seguro que se encontraba en algún albergue, o quizás en la puerta de algún supermercado.
Y por supuesto, nunca recupero su puesto de trabajo en la fabrica de aglomerados.
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